La palabra sánscrita yoga deriva de la raíz verbal yuj, que significa «atar, uncir» y está emparentada con el inglés yoke y el español yugo. Su significado primario es el de «uncir el buey al yugo» y se aplica también a la acción de «aparejar (un caballo)», «equipar (un ejército)», «colocar (una flecha en el arco)», «colocarse (una armadura)», etc. De este sentido original de «uncir, aparejar, equipar, colocar», se deriva su sentido más común que es el de «aplicación, uso, empleo, práctica, método, medio, procedimiento, recurso, técnica, disciplina», etc. Esta acepción de «método, procedimiento o vía» es la más común y por eso se puede hablar de muchos tipos de yoga: «el método o la vía de la acción», «la vía del conocimiento», «la vía de la devoción», etc. Por este motivo, en la literatura sánscrita, y también en su uso actual, hallamos numerosos compuestos terminados en -yoga, donde esta palabra tiene este significado de «práctica» o «aplicación disciplinada», como por ejemplo: nāda-yoga (yoga del sonido), kriyā-yoga (yoga de la acción), mantra-yoga (yoga de la recitación de mantras), kuṇḍalinī-yoga (yoga de la energía), nidrā-yoga (yoga de los sueños), por mencionar solo algunos ejemplos. El significado de «unión», que es tan popular hoy en día en las escuelas de yoga, es posterior y muy secundario y se debe a la influencia de escuelas filosóficas distintas del yoga de Patañjali. Seguramente los primeros en usar la palabra yoga en el sentido de «unión del alma con la divinidad» fueron los śivaítas de la escuela pāśupata y posteriormente el vedānta para indicar la fusión del alma individual (ātman) con el brahman universal. Sin embargo, hay que señalar que en la literatura sánscrita la palabra yoga no tiene el significado de «fusión», pero sí el de «contacto, conjunción o unión» de dos cosas que se tocan sin disolverse la una en la otra.
Verónica Destéfano – Estudio Tanmatra
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